¿Qué tan difícil puede ser el aprobar un semestre? ¿Cómo trabajo con ese grupo? ¿Ese profe es jodido o jodida?¿Qué usaré o comeré? Son varias de las interrogantes al inicio de un nuevo periodo académico, fuera del hecho de organizar otras áreas de la vida y mucho más si dependes económicamente del trabajo a medio tiempo o tienes hijos.

La realidad que estudiar es uno de los trabajos más esforzados que existen, debes poner todo el intelecto para resolver los casos que los docentes te presentan con el fin de que puedas mejorar tus capacidades competitivas, profesionales y a más de ello el trabajo colaborativo tan necesario dentro del ambiente laboral. En el otro lado, el del docente también existen muchas inquietudes: ¿Cuánto tiempo tomará explicarles este nuevo método de trabajo? ¿El material será el correcto? ¿Dónde encuentro ese contenido que necesito? ¿Será que les llamó la atención lo que les expliqué?, etc.

Ambos lados de la moneda buscan cumplir con el objetivo de brindar oportunidades a los jóvenes que planean desarrollarse como profesionales, como personas y en esas ocasiones cuando sucede la magia de la sinergia entre docente – estudiante, esa que permite que el alumno se inspire o trascienda a un nuevo nivel. Es ese preciso momento en el que los desvelos del alumno y su maestro habrán valido la pena; al contrario de esos recuerdos oscuros cuando en vez de generarse soluciones o empatía, terminan siendo un mal recuerdo a causa de los conflictos que se viven entre estos dos extremos del proceso clase.

Una recomendación es siempre recuerden que en ambos lados hay seres humanos, usar palabras adecuadas, la diplomacia siempre ha permitido abrir las puertas, si se requiere ayuda hay que pedirla, no culpar a otros por las malas decisiones personales. Respirar, buscar una actividad que permita tener un escape a los momentos más pesados y seguir adelante mediante una vida disciplinada.

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